Tengo un vacío hondo, que pesa más que mil infiernos injustificados, y mil cielos no ganados. Tu amor pesa porque no dura, porque no crece. Me provoca un vacío el no tenerte, un vacío que es tan fuerte como los elefantes que sostienen la Tierra, y tan pesado como la Tierra misma. Ese vacío que me provoca tu amor al no estar cerca de mi, que me provoca tu alma al no tener la mía, que me provocan tus recuerdos pretendiendo llamar a mi nostalgia. Te amo y eso me deja un vacío que pesa más que tu mirada en una noche sin estrellas, en una noche desolada. Mi alma extraña tu risa, pero ella sabe que no le corresponde ni con mil rimas dedicadas. Y sí, en ese instante las estrellas se apagan, como se apaga mi alegría, y ya no brillo. Ya no soy. Ya no siento ni insisto. te amo y, quizás, eso pese más que el vacío. ECDC XVIII AGUSTINA RADA