Intentar, volar, sentir, amar, reír, caerse, golpearse, desaparecer, pensar, razonar, convencerse, decidir y volver a intentarlo.
Eso es la vida, verbos consecuentes que a veces no tomamos en cuanta.
Pero si nos sentaramos e imaginaramos tan solo un momento todo lo que significa cada uno de ellos, en cuantos momentos viviste y vivirás gracias a esto...
Te podes imaginar una vida donde nunca hallaz corrido algún riesgo, donde todo sea monótono y bajo limites impuestos por otros?
Te imaginas todo lo que te hubieses perdido por no arriesgar, querer cambiar, salirte de lo rutinario, por no intentar?
Pensa y decime si en esos momento no volaste... Si no te sentiste libre, con coraje, esperanzas y llena de emociones, si no sentiste que eras capaz de absolutamente todo, que no podía existir una vida o al menos un momento mas perfecto.
Y en toda esta utopía efímera que viviste te puedo apostar que amaste con todo lo que sos. Con tu cuerpo, con tu alma y con tu mente.
Te aseguro también que reiste, reiste tanto que te dolían los huesos, apenas respirabas, te sentías en la cima del everest y mas.
Reias y sonreias, era alegría pura reflejada en tu mirada, en tu boca, en tus acciones. Reiste hasta llorar, y ahi, sin intención alguna o una mínima razón que lo justificara caíste.
Caíste tan rápido, en picada, no había ningún tipo de mochila salvavidas que te ayude a caer mas despacio, simplemente caíste y sin explicaciones o deseos de que todo eso fuese un sueño. Te diste cuenta que era verdad, te estabas cayendo, y te ibas quemando cuanto mas cerca del suelo estabas.
Te golpeaste, eran heridas profundas, algunas cicatrices que se abrian de vuelta por tanto alboroto y otras nuevas que surgieron por el impacto. Fueron tantas cosas de manera tan repentina que no viste otra manera de evitar otra caída. Fue entonces cuando desapareciste.
Te escondiste muy profundo, en los lugares mas recónditos de tu ser. Te guardaste todo, no dejaste que las heridas se cierren con el tiempo y de forma natural. Porque tenias miedo de que si te exponias al sol, te quemaras. Porque tenias miedo de salir al mundo de vuelta. Porque no soportarías extrañar tanto esa sensación de tocar el cielo con las manos.
Pensaste tanto en las miles de opciones que tenias. Pensaste y calculaste. Razonaste, buscaste todo lo positivo para dejar de lado lo negativo. Buscaste hasta en los lugares inventados por la soledad y tu maldita necesidad de resurgir de esos escombros de tu ser.
Fue ahí cuando quisiste empezar a convencerte.
Te convenciste a vos misma de que en realidad tus alas no estaban quebradas, que no era el fin.
Te convenciste de que las heridas con el tiempo se cerrarían y que te acordarías con perseverancia, esfuerzo y voluntad de como se volaba.
Y cuando estabas totalmente convencida de que el sol era mucho mas bello que la oscuridad que te acompañaba día a día (por costumbre o resignación) es cuando te decidiste y pusiste metas para tu vuelta, para tu regreso triunfador.
Porque siendo sinceros... nadie regreso vivo del olvido. Y si nos olvidamos a nosotros mismos no quedaremos ni como un recuerdo vivido. Y eso que nos quedan mil mas para recordar...
Entonces te decidiste y dijiste ¿que tan malo puede ser volver a arriesgarme?
No quisiste volver a ese pequeño instante donde todo fue monótono y bajo limites impuestos por personas o cosas ajenas a vos.
Eso es la vida, verbos consecuentes que a veces no tomamos en cuanta.
Pero si nos sentaramos e imaginaramos tan solo un momento todo lo que significa cada uno de ellos, en cuantos momentos viviste y vivirás gracias a esto...
Te podes imaginar una vida donde nunca hallaz corrido algún riesgo, donde todo sea monótono y bajo limites impuestos por otros?
Te imaginas todo lo que te hubieses perdido por no arriesgar, querer cambiar, salirte de lo rutinario, por no intentar?
Pensa y decime si en esos momento no volaste... Si no te sentiste libre, con coraje, esperanzas y llena de emociones, si no sentiste que eras capaz de absolutamente todo, que no podía existir una vida o al menos un momento mas perfecto.
Y en toda esta utopía efímera que viviste te puedo apostar que amaste con todo lo que sos. Con tu cuerpo, con tu alma y con tu mente.
Te aseguro también que reiste, reiste tanto que te dolían los huesos, apenas respirabas, te sentías en la cima del everest y mas.
Reias y sonreias, era alegría pura reflejada en tu mirada, en tu boca, en tus acciones. Reiste hasta llorar, y ahi, sin intención alguna o una mínima razón que lo justificara caíste.
Caíste tan rápido, en picada, no había ningún tipo de mochila salvavidas que te ayude a caer mas despacio, simplemente caíste y sin explicaciones o deseos de que todo eso fuese un sueño. Te diste cuenta que era verdad, te estabas cayendo, y te ibas quemando cuanto mas cerca del suelo estabas.
Te golpeaste, eran heridas profundas, algunas cicatrices que se abrian de vuelta por tanto alboroto y otras nuevas que surgieron por el impacto. Fueron tantas cosas de manera tan repentina que no viste otra manera de evitar otra caída. Fue entonces cuando desapareciste.
Te escondiste muy profundo, en los lugares mas recónditos de tu ser. Te guardaste todo, no dejaste que las heridas se cierren con el tiempo y de forma natural. Porque tenias miedo de que si te exponias al sol, te quemaras. Porque tenias miedo de salir al mundo de vuelta. Porque no soportarías extrañar tanto esa sensación de tocar el cielo con las manos.
Pensaste tanto en las miles de opciones que tenias. Pensaste y calculaste. Razonaste, buscaste todo lo positivo para dejar de lado lo negativo. Buscaste hasta en los lugares inventados por la soledad y tu maldita necesidad de resurgir de esos escombros de tu ser.
Fue ahí cuando quisiste empezar a convencerte.
Te convenciste a vos misma de que en realidad tus alas no estaban quebradas, que no era el fin.
Te convenciste de que las heridas con el tiempo se cerrarían y que te acordarías con perseverancia, esfuerzo y voluntad de como se volaba.
Y cuando estabas totalmente convencida de que el sol era mucho mas bello que la oscuridad que te acompañaba día a día (por costumbre o resignación) es cuando te decidiste y pusiste metas para tu vuelta, para tu regreso triunfador.
Porque siendo sinceros... nadie regreso vivo del olvido. Y si nos olvidamos a nosotros mismos no quedaremos ni como un recuerdo vivido. Y eso que nos quedan mil mas para recordar...
Entonces te decidiste y dijiste ¿que tan malo puede ser volver a arriesgarme?
No quisiste volver a ese pequeño instante donde todo fue monótono y bajo limites impuestos por personas o cosas ajenas a vos.
Te decisdiste y dijiste:
¿que tan malo puede ser volver a cambiar, salirte de lo rutinario?
¿Que tan malo podria ser volver a intentar?
Y así lo hiciste. Porque en fin, tu historia no puede ser peor ni tan trágica como para no volver a volar hasta cien veces mil.
Una y otra vez.
Siempre.
¿que tan malo puede ser volver a cambiar, salirte de lo rutinario?
¿Que tan malo podria ser volver a intentar?
Y así lo hiciste. Porque en fin, tu historia no puede ser peor ni tan trágica como para no volver a volar hasta cien veces mil.
Una y otra vez.
Siempre.
Intentar.
AGUSTINA RADA
ECDCXVIII
Comentarios
Publicar un comentario