Me gustaría poder escribirme palabras de consuelos esperanzados,
pero por alguna razón siempre caigo en el desdén de lo que me vitaliza.
A veces me gustaría cerrar los ojos e imaginarme cómo seria mi alma sin miedos,
y como sonarían esas dos palabras saliendo de mi boca,
profundas y aplazadas por serme indiferente.
Me susurro un “te amo” entre los dientes,
y los escalofríos que se sienten al quererme vibran unísonamente por las entrañas que se cansaron de sentir la carga de la angustia.
Una lagrima recorre todas mis ojeras,
esas que se marcan cada vez que mi cuerpo me pasa factura por no respetar mis tiempos ni momentos,
por pisotear mis convicciones y acumular tantas broncas y lamentos.
Esa lagrima valiente que sale primera,
guiando a las diezmil que estaban guardadas esperando a que me sienta sola y cargada para salir,
por aquello que no dejo entrar... ¿no lo dejo?
Cierro los ojos y me imagino con una sonrisa mostrando todos mis dientes,
con una lágrima después de dos horas de risas inmaculadas.
Me imagino con un micrófono para que me escuche hasta aquel que me cala las viceras de inseguridades,
con un tatuaje para que a mi cuerpo no se le olvide,
y con el alma en la mano para yo descubrirme.
Me imagino escribiéndome palabras bonitas,
como un “te amo”.
Porque soy yo, y con eso es suficiente para merecerme.
Me merezco,
me amo,
acá estoy,
habitandome.
pero por alguna razón siempre caigo en el desdén de lo que me vitaliza.
A veces me gustaría cerrar los ojos e imaginarme cómo seria mi alma sin miedos,
y como sonarían esas dos palabras saliendo de mi boca,
profundas y aplazadas por serme indiferente.
Me susurro un “te amo” entre los dientes,
y los escalofríos que se sienten al quererme vibran unísonamente por las entrañas que se cansaron de sentir la carga de la angustia.
Una lagrima recorre todas mis ojeras,
esas que se marcan cada vez que mi cuerpo me pasa factura por no respetar mis tiempos ni momentos,
por pisotear mis convicciones y acumular tantas broncas y lamentos.
Esa lagrima valiente que sale primera,
guiando a las diezmil que estaban guardadas esperando a que me sienta sola y cargada para salir,
por aquello que no dejo entrar... ¿no lo dejo?
Cierro los ojos y me imagino con una sonrisa mostrando todos mis dientes,
con una lágrima después de dos horas de risas inmaculadas.
Me imagino con un micrófono para que me escuche hasta aquel que me cala las viceras de inseguridades,
con un tatuaje para que a mi cuerpo no se le olvide,
y con el alma en la mano para yo descubrirme.
Me imagino escribiéndome palabras bonitas,
como un “te amo”.
Porque soy yo, y con eso es suficiente para merecerme.
Me merezco,
me amo,
acá estoy,
habitandome.
Agustina Rada.-
Hermoso Agus
ResponderBorrarHermosura de texto ♡
ResponderBorrar♡♡♡
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